martes, 16 de abril de 2013

PACIENTE DIABÉTICO: CAUSAS DE LAS LESIONES EN LOS PIES Y CLASIFICACIÓN



PIE DIABÉTICO


Las personas que sufren de Diabetes Mellitus (un elevado nivel de azúcar en la sangre), tienen una mayor facilidad de desarrollar algún tipo de infecciones en la piel, una de las más conocidas se define con el nombre de Pie Diabético.

El pie diabético, es una infección, ulceración o destrucción de los tejidos profundos relacionados con alteraciones neurológicas y distintos grados de enfermedad vascular periférica en las extremidades inferiores que afecta a pacientes con diabetes mellitus.

No debemos confundir “pie diabético” con el pie de una persona diabética, ya que no todos los diabéticos por el solo hecho de serlo, van a desarrollar esta complicación que depende en gran medida del control que se tenga de la enfermedad, de los factores intrínsecos y ambientales asociados al paciente y en definitiva del estado evolutivo de la patología de base.

El pie del paciente diabético es muy sensible a todas las formas de traumatismos e infección: el talón y las prominencias óseas resultan especialmente vulnerables.

Los daños a los nervios periféricos de los pies provocan trastornos sensoriales, úlceras de la planta del pie, atrofia de la piel, etc. y debido a la oclusión de las arterias que llevan sangre a los pies se puede producir gangrena.

Es frecuente en los pacientes diabéticos que las lesiones propias del denominado pie diabético trascurran sin dolor, debido a lo cual se suele agravar la lesión antes de que el paciente pida ayuda especializada.


Este fenómeno ocurre por la pérdida de la sensibilidad en las extremidades inferiores, asociada a veces con los trastornos de la visión que también la diabetes puede provocar, lo cual dificulta la observación de las lesiones por parte del propio paciente.


La prevalencia de úlceras de pie diabético en los paises desarrollados varía según el sexo, edad y población desde el 4% hasta el 10%.

Se ha establecido una incidencia correspondiente del 2,2 al 5,9%.

Se ha calculado que al menos un15% de los diabéticos padecerá durante su vida ulceraciones en el pie, igualmente se estima alrededor de un 85% de los diabéticos que sufren amputaciones previamente han padecido una úlcera.

Se ha observado que las úlceras neuropatías son de igual frecuencia en hombres que en mujeres y que aparecen generalmente en diabéticos de larga evolución.

Las úlceras del pie se producen por un desequilibrio entre el exceso de presión sobre la planta del pie y el estrés repetitivo de la presión en la zona, que se genera al caminar.

No se necesita mucha presión para provocar una úlcera, más allá que la piel tiene de por sí, un sistema de protección propio.

Normalmente, una presión dañina o un movimiento contra la piel dispararían una alarma protectora en forma de dolor, en personas con lesiones nerviosas (neuropatía) de origen diabético, esta presión pasa desapercibida y puede provocar graves lesiones.

Al haber perdido la sensibilidad al dolor, las personas con neuropatía diabética no se dan cuenta de que existe un problema hasta que se ha formado una úlcera.

Cuando se dice que el pie diabético tiene una “base etiopatogénica neuropática ”se hace referencia a que la causa primaria que hace que se llegue a padecer un pie diabético está en el daño progresivo que la diabetes produce sobre los nervios, lo que se conoce como neuropatía.

Los nervios están encargados de informar sobre los diferentes estímulos (nervios sensitivos) y de controlar a los músculos (nervios efectores).

En los diabéticos, la afectación de los nervios hace que se pierda la sensibilidad, especialmente la sensibilidad dolorosa y térmica, y que los músculos se atrofien, favoreciendo la aparición de deformidades en el pie, ya que los músculos se insertan en los huesos, los movilizan y dan estabilidad a la estructura ósea.

El hecho de que una persona pierda la sensibilidad en el pie implica que si se produce una herida, un roce excesivo, una hiperpresión de un punto determinado o una exposición excesiva a fuentes de calor o frío no se sientan.

Ya que el dolor es un mecanismo defensivo del organismo que incita a tomar medidas que protejan de factores agresivos, los diabéticos pueden sufrir heridas y no darse cuenta.

Además, la pérdida de control muscular favorece la aparición de deformidades y éstas pueden al mismo tiempo favorecer roces, cambios en la distribución de los apoyos del pie durante la marcha y predisponer a determinados puntos del pie a agresiones que, de no ser tratadas a tiempo, pueden resultar fatales.

Así se forma una herida que, en primera instancia, el diabético ni siquiera advertirá por la pérdida de sensibilidad.

Esta herida no tratada es una puerta abierta para los microorganismos, causantes de la infección. Como la respuesta inflamatoria está disminuida, los gérmenes patógenos no encuentran demasiada resistencia, colonizan la zona, el tejido se destruye y difícilmente cicatriza. Ya tenemos la ulceración.

Las úlceras son heridas caracterizadas por una pérdida del tejido y especialmente por su escasa tendencia a la cicatrización.

Las úlceras requieren todos los cuidados podológicos y médicos que estén al alcance del paciente, ya que además de no resolverse espontáneamente tienden a agravarse, llegando en muchos casos a gangrenarse, lo que obliga a ejecutar amputaciones parciales o incluso totales de las zonas afectadas.

La suma de falta de riego sanguíneo con la acumulación de toxinas derivadas del metabolismo infeccioso pueden facilitar la aparición de fenómenos necróticos; dicho de otro modo, pueden provocar que determinadas zonas de tejido mueran. Si ese tejido muerto no es eliminado correctamente puede provocar la liberación de toxinas en sangre que acaben por ocasionar una gangrena del miembro. Para la gangrena existe un único tratamiento posible: La amputación o la muerte.



Clasificación de Wagner del pie diabético


La finalidad del manejo de las ulceras en el pie diabético es prevenir la amputación y mantener una buena calidad de vida del paciente.
La existencia de isquemia, infección y la profundidad de la úlcera influyen significativamente en la evolución de esta, ya sea hacia la curación o bien a la amputación.
Para unificar los criterios de tratamiento y descripción se elaboró en el año 1970 una teoría sobre las lesiones del pie diabético que terminó en una clasificación de 5 grados de complejidad. Este tipo clasificación se conoce con el apellido de uno de los médicos que participó en su creación, el Dr. Wagner.
La Clasificación de Wagner del pie diabético es la clasificación más empleada para la cuantificación de las lesiones tróficas en caso de pie diabético, por ser simple y práctica.

Como ventajas presenta que es fácil de recordar, incorpora la profundidad de la ulcera, introduce las necrosis como lesiones no ulcerosas y se utiliza el grado 0 para definir al Pie de Riesgo.

Como inconvenientes tiene que tampoco hace referencia a la etiopatogenia de la lesión.

La clasificación de Wagner tampoco permite distinguir si una ulcera
superficial presenta infección o isquemia, y los grados IV y V incluyen signos de insuficiencia vascular severa mientas que los signos más sutiles de isquemia no son tenidos en cuenta.

A pesar de las limitaciones referidas, la clasificación de Wagner ha sido muy útil, ha mostrado excelente correlación con la morbimortalidad.

Pero para el pie diabético este tipo de clasificación, aunque de mucha ayuda, terminó por ser incompleto y en algunos casos confuso.

Entonces los investigadores de la Universidad de Texas agregaron los grados de pie diabético de la clasificación anterior una serie de clases de la A a la D que indicaban además del tipo de lesión y si presenta o no isquemia, es decir falta de transito sanguíneo.

La clasificación de Wagner por grados y la de la Universidad de Texas por grados y estadios caracterizan las úlceras y predicen resultados.



Clasificación de Wagner del pie diabético



Grado 0: Ausencia de ulceras en un pie de alto riesgo.


Grado 1: Úlcera superficial que compromete todo el espesor de la piel pero no tejidos subyacentes.


Grado 2: Úlcera profunda, penetrando hasta ligamentos y músculos pero no compromete el hueso o la formación de abscesos.


Grado 3: Úlcera profunda con celulitis o formación de abscesos, casi siempre con osteomielitis.


Grado 4: Gangrena localizada.


Grado 5: Gangrena extensa que compromete todo el pie.


Sistema de Clasificación de la Universidad de Texas para Úlceras en Pie Diabético


Grado 1


– Clase A: úlcera no infectada, superficial no isquémica.
– Clase B: úlcera infectada, superficial no isquémica.
– Clase C: úlcera isquémica, superficial no infectada.
– Clase D: úlcera isquémica, superficial infectada.


Grado 2 – Siempre son úlceras que penetran hasta la cápsula o hueso


– Clase A: úlcera no infectada, no isquémica.
– Clase B: úlcera infectada, no isquémica.
– Clase C: úlcera isquémica, no infectada.
– Clase D: úlcera isquémica, infectada.



Grado 3 – Siempre penetran hasta el hueso o un absceso profundo

– Clase A: úlcera no infectada, no isquémica.
– Clase B: úlcera infectada, no isquémica.
– Clase C: úlcera isquémica, no infectada.
– Clase D: úlcera isquémica e infectada.



Sirve para los pacientes con pie diabético que exista esta clasificación para que los médicos puedan enfocarse en la posible curación y cómo prevenir que se agrave, para que puedan compartir los diferentes casos y no confundirse en la descripción de las lesiones. Como consecuencia de clasificar la lesión, se puede lograr un mejor tratamiento de ésta lo cual reporta beneficios, evitando secuelas mayores a este paciente.